23/6/10

La ideología en la psicología social

La historia actual de los pueblos centroamericanos constituye un proceso doloroso y fascinante a la vez que recorre las articulaciones entre personas y sociedad, entre alienación y conciencia, entre opresión y liberación (…) Es entonces que la psicología social desde Centroamérica, está orientada a poner de manifiesto la ideología que se materializa en la acción cotidiana[1].

La Psicología Social es efecto de causas sociales y políticas puntuales. Sus orígenes históricos y teóricos están asociados por razones históricas a la idea de grupos sociales, cambios sociales y la des-universalización de ciertos conceptos hegemónicos y universalizantes que han sido impuestos para la comprensión de realidades que son pluriversa. Es así que para Baró, la psicología social es una forma de historia[2]. Más aún, señala que por esa condición histórica de la psicología social, es importante puntualizar el conocimiento psicosocial y no tratar de vender como universal lo que es local y parcial. En fin, Martín Baró se va contra la atemporalidad universalizante del proceso disciplinario tradicional y apuesta a esquemas temporales precisos de admisión de la diferencia y cuestionamiento del estatus quo.

La idea de vincular todo el proceso de construcción social del ser a elementos críticos, pasa por admitir que en dicho proceso hay una carga ideologizante. Aquí haremos un alto para explicar de forma breve la naturaleza del presente escrito y aclarar que se tomarán planteamientos de autores que, aún cuando tengan posiciones encontradas, no son excluyentes en cuanto a sus perspectivas con respecto al asunto referido a ideología y dominación. En todo caso, las miradas dialécticamente contrarias son útiles para la reflexión necesaria.

Para Marx, la dominación como tal inicia cuando se naturaliza la condición de explotado/a dentro del modo de producción capitalista. Asimismo, refiere que en la elaboración por ejemplo de la idea de mercancía y de mercancía propiamente, no hay nada de misterioso[3]. Marx, plantea que la relación del ser humano con la naturaleza tiene un sentido utilitario que crea la idea de trabajo dentro del modo de producción capitalista, el cual es conceptualizado desde relaciones de dominación y enajenación del individuo, al ser éste sometido a la prestación de trabajo para otros. De allí, la naturaleza social del trabajo y del resultado que de dicha relación se obtenga de la mercancía. Esta mercancía cobra un sentido místico al hacerse ajena a quien la produce. Es así que la forma fantasmagórica de una relación entre objetos materiales no es más que una relación social concreta establecida entre los mismos hombres[4]. Para Marx, el mundo de la mercancía es el resultado de la suma del trabajo individual en forma de trabajo colectivo de la sociedad. Los individuos buscan -dice- así, dar sentido a los jeroglíficos para descubrir el secreto de su propio producto social[5].

La carga ideologizante de los procesos sociales: los ideologues

La ideología designa inicialmente ciertos procesos de deformación, de disimulo en virtud de los cuales un individuo o un grupo expresa su situación aunque sin saberlo o reconocerlo. Una ideología parece expresar por ejemplo, la situación de clase de un individuo sin que este tenga conciencia de ello. Por lo tanto el disimulo no solo expresa sino que también refuerza esta perspectiva de clase (…) la ideología es siempre un concepto polémico[6]

Paul Ricoeur (1991), es uno de los teóricos más controversiales en cuanto al debate de la idea de Ideología en Marx pues su postura, a diferencia del planteamiento marxiano, apunta a la observancia de un -lado positivo o constructivo-integral de la misma. Señala Ricouer; lo ideológico nunca es la posición de uno mismo, es siempre la postura de algún otro, de los demás, es siempre la ideología de ellos[7]. Esta condición negativa en la ideología de Ricoeur estará presentada desde la revisión crítica de las posturas posmarxistas y neomarxistas.

El termino Ideología como tal, encuentra su origen en la escuela francesa de ideologues (abogados de las teorías de las ideas) del siglo XVIII. Esta escuela afirmaba de forma general que la ideología tenía que ver con las ideas. Es así que Ricoeur de manera inicial, afirma que el término encuentra su carácter negativo en este momento histórico de emergencia.

La metáfora de la imagen invertida

Mientras en la realidad los seres humanos son sujetos que proyectaron a lo divino sus propios atributos (sus propios predicados humanos), lo cierto es que lo divino es percibido por los seres humanos como un sujeto del cual nosotros somos el predicado[8]

De acuerdo con el ejemplo citado por Marx en el Fetichismo de la mercancía, éste establece que la relación física entre objetos físicos es un mecanismo deformante, desde la producción mental, pues la forma material de la mercancía genera una imagen invertida del objeto sobre el otro objeto que es en el caso del ejemplo, el ojo humano.

En este sentido, Ricoeur señala de forma precisa que será esta implantación de la realidad invertida, la primera función de la ideología desde el prisma marxista. Será mediante la metáfora, la relación social de producción y la relación del hombre con la religión, que Marx presente la connotación negativa de la ideología. Porque la ideología de conformidad con éste modelo, se manifiesta como el medio general por obra del cual se oscurece el proceso de la vida real. Es decir, desde el modelo de deformación de la realidad (ideológico), lo imaginario-simbólico se impone al mundo de lo real. Ricoeur señala de igual manera dos momentos históricos en Marx que vendrán a marcar su planteamiento en cuanto a la ideología: el Joven Marx que señalaba que la relación era ideología-realidad (realidad como praxis), y el Marx adulto cuyo planteamiento relacional girará en torno a la ideología y la ciencia.

La falsedad de la significación y del sentido real será la médula central que ocupe a Marx al señalar en el Fetichismo de la mercancía que el individuo se enajena de su producto, se concentra en el intercambio con otros legitimando tal estado artificial de extrañamiento del trabajo y su producto: la mercancía como encubridora, y la división social del trabajo como legitimadora. Y señala Marx: ellos no lo saben, pero lo hacen[9]. Identificando así los síntomas ideológicos del modo de producción capitalista desde la sociedad moderna industrializada. Hecho que será abordado por el psicoanalista francés Jacques Lacan en sus seminarios y posteriormente por Slajov Zizek en su obra el Sublime Objeto de la Ideología, cuando dice éste ultimo en cuanto al intercambio que es tentador traer a colación la formula de la desautorización fetichista “lo sé muy bien, pero aun así…”[10] .Este punto será tratado con mayor detalle más adelante.

Para Ricoeur, Marx contrapone a la ideología dominante expresada en las relaciones de producción y el trabajo como hecho social, la realidad como praxis y señala que la materialidad marxista de la praxis es anterior a la idealidad de las ideas. A decir de Ricoeur, la tarea fundamental es invertir una inversión de la realidad de la cual habla Marx. Es decir, implosionar o transgredir la ideología deformante burguesa. Pero de manera taxativa ¿tenía Marx un concepto puntual de Ideología? Claro que no. La labor de Marx como teórico, observó el minucioso análisis del impacto en el ser humano de la explotación del hombre por el hombre y ello se puede leer en su extensa obra. De tal manera, que analizó por una parte la conciencia social y el prejuicio, y por el otro el proceso deformante de la ideología como su función primordial dentro de una sociedad de clases. Lo que hace, paradójicamente hablando, “ideológica” su obra. Entonces nos preguntamos ¿Qué es ideológico y qué no es ideológico? ¿Cómo responder sin caer en el espejismo ilusorio de una práctica científica aséptica de comprensión del fenómeno? Esta y otras interrogantes intentaremos respondernos cuando dialoguemos con Zizek desde el enfoque psicoanalítico de constitución del síntoma, lo que esperamos ayude a comprender cómo opera la ideología, más que conocer las causas de la misma (superar lo descriptivo).

Paul Ricoeur por su parte, defiende la idea de visibilizar el lado positivo de la ideología al señalar que debemos integrar el concepto de ideología, entendida como deformación en un marco que reconozca la estructura simbólica de la vida social[11]. Por supuesto para nosotras, emergería de tal planteamiento una inquietud: ¿Quiénes serían los “ellos ideologues” que impondrían tal estructura simbólica? Se trata pues también de relaciones de poder real y de los intereses de clase presente en la construcción de dicha estructura.

En este sentido, y para cerrar este brevísimo punto referido a la Ideología en Marx y en Ricoeur con su postura crítica ante el planteamiento marxista, tomamos el planteamiento hecho por éste último en cuanto a la reflexión en torno a la estructura simbólica necesaria para el imaginario social y su relación con la construcción de la realidad y la paradoja de la ideología como categoría irreflexionable en sí misma.

Síntoma: entre lo Real, lo simbólico y lo imaginario

Desde la mirada crítica a las relaciones de producción podemos afirmar que todos los modos de producción y sus mecanismos de sujeción, generan los síntomas de sus propias contradicciones. Pero ¿qué se entendería por Síntoma? Y ¿Cuál es la diferencia con el Sinthome lacaniano? Y para complicarnos algo más nuestras vidas ¿cuál es la relación directa de síntoma con la ideología?

Jacques-Marie Émile Lacan (1901-1981), psicoanalista francés en el Seminario 23[12] y sus 11 clases trató el tema del Sinthome y estableció diferencias específicas entre éste y el síntoma. Diferencias que van mucho más allá del asunto etimológico. En tal sentido, Lacan nos dice que el Sinthome es una manera antigua de escribir lo que ulteriormente se escribió síntoma (symptôme)[13]. Es el nombre del padre como significante, que vendrá a unir los tres órdenes del fenómeno psicoanalítico (real, simbólico y lo imaginario). Sin embargo, de manera arcaica y biologicista, el síntoma será de forma símil: el malestar que no va más allá de lo superficial o de lo observable.

Continuando con el planteamiento lacaniano, el síntoma es consecuencia de lo que se conoce como Sinthome, al ser éste último el fondo del malestar y el segundo, el síntoma, el ¿cómo funciona ese malestar?. En el caso de Lacan, identifica el Sinthome con la manía. Esta relación fenoménica, se da en el orden de lo real a decir de Lacan y le es útil para el análisis de los casos clínicos, hecho que no nos ocupa en este escrito.

De acuerdo al Diccionario de Psicoanálisis de Evans lo real, como parte de ese orden de análisis, estaría ubicado en el reino del ser, sería lo contrario a la imagen. Mientras para Georg F. Hegel (1770-1831), lo real estaría definido por la razón o el logos, hecho éste importante para éste ensayo pues es bien sabida la influencia del pensamiento hegeliano en Marx.

Lo real es entonces compacto, sin grietas como lo plantea Evans Dylan [14] y será el orden de lo simbólico-imaginario desde donde se rompa con ese orden real mediante el uso de la palabra. La metáfora es el detonante que produce el reino de las cosas, que al decir de Evans produce también la confusión en el hic et nunc (aquí y ahora). Sin embargo, lo ideal sería enunciar a partir de la realidad concreta y no desde las teorizaciones abstractas. Este último planteamiento es básicamente la crítica concreta que Marx haría a Feuerbach[15] hacia 1845, al señalar que los filósofos sólo han interpretado el mundo y de lo que se trata es de transformarlo. El detalle está en la necesidad de deconstruir ciertamente ese orden simbólico que ha construido mundo y para ello hay que interpretar y transformar. La acción en sí misma de transformación no ataca el asunto de raíz, es decir las causas que generan esa sujeción mediante las anquilosadas estructuras simbólicas impuestas.

Lo simbólico, está en el mundo de la palabra. Ferdinand de Saussure (1857-1 913), padre de la lingüística será quien dé forma a las categorías de análisis estructural de lenguaje que serán utilizadas con rigor en el psicoanálisis. En este orden, el significante toma sentido y da forma a las cosas. Para Lacan el significante en el análisis clínico es el nombre del padre, representado en el objeto fálico y el padre biológico quienes son considerados desde el orden imaginario.

En tal sentido se entiende que lo imaginario vendrá a ser asociado a la imagen, a la imaginación o el estadio del espejo. Este orden está asociado a la comprensión de la constitución del yo (je). Igualmente, éste orden está opuesto a lo simbólico y a lo real.

Es interesante lo observado en este planteamiento teórico relacionado con la estructura de una matriz imaginaria vinculada a las leyes simbólicas, que de forma evidente son las que se han impuesto por culturas hegemónicas y proyectos únicos civilizatorios. Irse contra esta estructura es a lo menos intentar desatar el nudo que une a los tres órdenes psicoanalíticos planteados por Lacan. Sería un estado de crisis. La crisis contra capitalista que sería capturada por el sistema como estado de locura.

Conciencia: darse cuenta de algo

Después de todo, somos la única civilización en la que ciertos encargados reciben retribución para escuchar a cada cual hacer confidencias sobre su sexo: como si el deseo de hablar de él y el interés que se espera hubiesen desbordado ampliamente las posibilidades de la escucha. Algunos han puesto sus oídos en alquiler[16].

Pareciera entonces que el ser humano es el resultado de un complejo proceso de construcción que está determinado por el mundo de la metáfora y su estructura (leyes que la rigen), cuya fuerza operativa reside en ejercicio de lenguaje mediante la estructura fonética. Luego nos preguntamos ¿Qué sucede en el mundo de los que carecen de la posibilidad de escuchar? ¿Será que la ideología y la dominación del sistema están mucho más allá de la sospecha que recae sobre el aspecto lingüístico?

Lo ideológico es constitutivo de esa estructura metafórica del discurso del otro. Da forma o mejor dicho deforma descaradamente la imagen que ontológicamente pudiese descubrir el sujeto/a. La relación de lo real, lo simbólico, lo imaginario y el sinthome y síntoma con lo ideológico será, según planteamiento del psicoanalista esloveno Slajov Zizêk[17], consecuencia de lo señalado por Jacques Lacan en torno a la forma, el deseo y lo real.

Serán partes relacionales el significado, el significante la metáfora como verdad y la ideología.

Esta idea de síntoma como des-cubrimiento en Marx, parte de la revisión-análisis que éste hace del mundo de la mercancía y su secreto. Este planteamiento fue comparado teóricamente con el análisis de los sueños de Freud. El deseo, la forma y el significado de los sueños.

Para Zizek por su parte, el asunto del síntoma va más allá del secreto y avanza hacia el soma (forma), y plantea explicar las razones por las cuales el trabajo asumió la forma de valor de una mercancía[18]. Igualmente, es importante la idea de trabajo que Zizêk maneja, pues afirma que el trabajo como hecho social asume tal condición social en la forma de la mercancía. En cuanto a tales formas de la mercancía Marx señalaba lo siguiente

Estas formas son precisamente las que constituyen las categorías de la economía burguesa. Son formas mentales aceptadas por la sociedad, y por tanto objetivas en que se expresan las condiciones de producción de este régimen social de producción históricamente dado, que es la producción de mercancías[19].

Marx hablaba entonces de la falsa conciencia como estado del ser consecuencia de determinismos sociales. Este autor, en el Prologo a la Contribución de la Economía Política señala lo siguiente

El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia[20].

En cuanto al asunto de la conciencia y el darse cuenta como síntoma, afirma Zizek que una ideología entonces, no es necesariamente “falsa” en cuanto a su contenido positivo, puede ser cierta, bastante precisa, puesto que lo que realmente importa no es el conjunto afirmado sino el modo como este contenido se relaciona con la posición subjetiva supuesta por su propio proceso de enunciado[21].

Marx denuncia así el dominio intencionado y oculto del modo de producción mediante la socialización de la relaciones de producción de la mercancía. Es la condición oculta o mística de dichas relaciones las que constituirán el apeirón de su planteamiento.

Material sublime y material empírico

Pero ¿Qué es el síntoma desde el enfoque marxista? Intentaremos comprender el asunto desmenuzando algunos elementos claves de construcción teórica marxista. En este sentido, Zizek señala que el dinero como objeto de deseo, viene a constituirse en ese “Lo sé muy bien, pero aún así…” del cual hablásemos con anterioridad. Para Zizek, este sería el nudo crítico no resuelto por Marx. Este dinero, simbólicamente hablando vendría a representar lo indestructible e inmutable. Es desde la concepción psicoanalítica el dinero como objeto pre fálico (…) Y esta abstracción de la condición del dinero, no es pensamiento pero tiene forma de pensamiento[22].

Es así que llegamos al inconsciente. Y una de las posibles definiciones a decir de Zizek, es la forma de pensamiento cuyo estatus ontológico no es del pensamiento, es decir, la forma del pensamiento externa al propio pensamiento. Se trata pues de la forma inconsciente reflejada en el orden simbólico.

Zizek, avanza con su revisión en torno a la constitución del objeto sublime de la ideología y plantea que la conciencia práctica y la teórica generan consecuentemente en las relaciones de intercambio de los individuos dentro de la sociedad industrializada de clase, el falso reconocimiento y la fisura de la conciencia.

Se trata entonces de descubrir o darse cuenta, hacerse consciente de que el sistema funciona y se reproduce desde lo simbólico-imaginario y la metáfora mediante artilugios, estratagemas y cuentos místicos. Por lo que termina señalando Zizek que

“Ideológica” no es la “falsa conciencia” de un ser (social) sino este ser en la medida que está soportado por la falsa conciencia[23].

Es decir, no se niega la preeminencia de una falsa conciencia existente en el orden real. Sino el carácter determinante de dicha característica de la ideología en cuanto al ser social. Aquí se puede sentir la crítica acerva al planteamiento de Marx (Prologo a la contribución de la economía política).

Gozar el síntoma: Kinismo

Síntoma (…) una formación cuya consistencia implica un cierto no conocimiento por parte del sujeto[24].

Las dos opciones planteadas por Zizek para superar el dilema del no conocimiento del los procesos reproductores de la sujeción e idiotización del individuo, desde la ideologización, serían: el escape y el darse cuenta.

Es Lacan quien afirmó, que Marx inventó el síntoma, pues éste logró evidenciar la fisura dentro de la estructura normativa moderna-burguesa. Zizek elabora detalladamente su análisis a partir de lo señalado por Lacan y concluye que el síntoma es hablando estrictamente, un elemento particular que subvierte su propio fundamento universal, una especie que subvierte su propio genero[25]. Es el descubrir y sentir la ruptura. Es darse cuenta que se está desnudo a pesar de los ropajes. Todo el planteamiento del Sloveno es denunciativo y reiterativo desde el psicoanálisis de lo expuesto por Marx en toda su obra.

La ideología, se legitima entonces mediante la ausencia de conocimiento del ser, en cuanto al misterio del orden simbólico imaginario lo que da origen al síntoma.

Otro de los elementos importantes en cuanto a la definición del síntoma y sus orígenes lo refirió Zizek en Lacan al plantear que Marx identificó en la transición de los modos de producción, que el objeto central será la mercancía.

Igualmente, se destaca la importancia de observar que las relaciones de producción son relaciones ineludibles de explotación. Relaciones cuya condición de naturalización viene dada desde planteamientos históricos (como por ejemplo la idea de lo económico como inmanente y natural, hecho por los fisiócratas hacia el siglo XVI) que han legitimado procesos miserables de exclusión, control e invisibilizaciòn de quienes se atrevan darse cuenta y rebelarse contra lo instituido como estructura simbólica imaginaria de una sociedad de clase opresora y peor aún, gozar su síntoma como ejercicio de liberación.

Zizek, señala que en definitiva la ideología como conciencia falsa deformadora, no desconoce la realidad social, sino que la distorsiona y crea un falso reconocimiento a partir de universalizante ideológico que cínicamente se estructura en el inconsciente generando una actitud ideológica falsa que aun sabiendo que no es real no renuncian a ella.

Es así que el autor en revisión cita a Peter Sloterdijk[26] en su tesis referida a la función cínica de la ideología con la emergencia del término subversivo kinismo para describir el rechazo popular, plebeyo, de la cultura oficial por medio de la ironía y el sarcasmo[27]. En fin, esta idea de ideología como constituyente de un inconsciente colectivo que no se ha dado cuenta que “el rey está desnudo”, pero que además es falsa solo en la medida que el darse cuenta toca nuestra puerta y cuando cae la ilusión social de una supuesta verdad ilustrada que ha troquelado modos de vida pero que además ha sido permanentemente santificada como noli tangere me pensamiento único no es materia sublime sino materia absolutamente vulnerable. Nada está acabado en este aspecto teórico y el esfuerzo hecho invita al debate, la revisión y la reflexión. Queda abierto el debate.

Hay verdades que sólo desde el sufrimiento o desde la atalaya crítica de las situaciones límite es posible descubrir[28]


Referencias bibliográficas

Dylan Evans (1998) Diccionario introductorio de Psicoanálisis lacaniano. Editorial Paidós. Argentina.

Foucault, Michel (2000) Historia del la sexualidad. Tomo 1: la voluntad del saber. Editorial siglo XXI. Buenos Aires, Argentina.

Lacan, Jacques (1975-1976) Seminario No 23. El Sinthome y el padre. Edición electrónica de la Obra de Lacan. Consulta hecha Junio 2010.

Marx, Carlos (1873) Fetichismo de la mercancía y su secreto. En: El Capital. Decimocuarta edición en castellano. 1990. Siglo XXI editores, S.A. México.

____________(1845): Tesis sobre Feuerbach. Versión digital. (On line). Consulta hecha en Junio de 2010. En: www.archivomarxista.org

____________ (1859): Prologo a la contribución de la economía política. Versión digital. (On line). Consulta hecha en Junio de 2010. En: www.archivomarxista.org

Martín Baró, Ignacio (1995) Acción e Ideología. Psicología Social desde Centroamérica. Primera Edición. UCA EDITORES, San Salvador C.A.

Ricouer, Paul (1991) Ideología y utopía Segunda edición. Editorial Gedisa, S.A. Mèxico: Guanajuato.



[1] Baró, Ignacio M., Acción e Ideología. Psicología Social desde Centroamérica. Pág. 8/9.

[2] Baró, Ignacio M., Acción e Ideología. Psicología Social desde Centroamérica. Pág. 9.

[3] Carlos Marx. Capital. Tomo 1. Fetichismo de la mercancía y su secreto. Pág. 46-58.

[4] Ibid

[5] Ibíd.

[6] Ricourt, Paul. Ideología y Utopía. Pág. 45

[7] Ibíd.: pág. 46.

[8] Ibíd.: 48.

[9] Marx Carlos. Fetichismo de la Mercancía. Óp. Cit.

[10] Zizek, Slajov. El sublime objeto de la ideología. Ed/f.

[11] Ibid.: Pàg 48

[12] Lacan Jacques. Seminario No 23. El Sinthome y el padre. 1975-76.

[13] Lacan Jacques. Seminario No 23. El Sinthome y el padre. Clase 1. Pág. 1.

[14] Dylan Evans. Diccionario introductorio de psicoanálisis. Pág. 163

[15] Marx, Carlos. Tesis sobre Feuerbach. 1845.

[16] Foucault, Michel (2000). Historia de la sexualidad. Tomo 1: la voluntad del saber pág. 14

[17] Zizek, Slajov. El sublime objeto de la ideología. Ed/f.

[18] Ibíd. Pág. 35.

[19] Marx, Carlos. Fetiche de la mercancía y su secreto.

[20] Marx, Carlos. 1859. Prologo a la contribución de la economía política. Ed. digital

[21] Zizek, Slajov. Ideología: un mapa de la cuestión. Introducción. Ed/f. Pág. 1.

[22] Zizek, Slajov. El sublime objeto de la ideología. Ed/f. pág. 44.

[23] Ibíd.: Pág. 47.

[24] Ibíd.: Pág. 48.

[25] Ibíd.: Pág. 56.

[26] Peter Sloterdijk expone la tesis de que el modo de de funcionamiento dominante de la ideología es cínico, lo cual hace posible, el procedimiento clásico crìtico-ideològico (…) La razón cínica ya no es ingenua sino que es una paradoja de una falsa conciencia ilustrada: uno sabe de sobra la falsedad … (Ibíd.: Pág. 56-57)

[27]Ibíd.: Pág. 58

[28] Baró, Ignacio M., Acción e Ideología. Psicología Social desde Centroamérica. Pág. 14.

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