Lo que
brilla con luz propia nadie lo puede apagar,
su brillo
puede alcanzar la oscuridad de otras costas[i]
Dicen las sagradas escrituras, que el mal no es más que la distancia entre Dios y el hombre. Hoy se ha consumado otro plan funesto de la maligna derecha
latinoamericana en Paraguay, ubicada en el corazón de Latinoamérica. EL
presidente Fernando Lugo, ha sido destituido por un congreso absolutamente
traidor a los intereses del pueblo paraguayo, en un proceso de lenta pero
efectiva conspiración nacional e internacional-imperial, que se presenta como
la versión corregida de lo sucedido en Honduras. La receta funcionó, recordemos
que Lugo atravesó una lucha particular contra el cáncer que ganó, pero que ha
servido entre otras argumentaciones miserables para inhabilitarlo, tal como
pretendieron hacerlo los miembros de la derecha venezolana con nuestro
presidente Hugo Chávez; asimismo se le atribuyen diversas acusaciones por presunta
paternidad irresponsable, igualmente montaron el necesario acto con sangre, el
asesinato sistemático con francotiradores de 17 campesinos en un presunto “enfrentamiento”
por tierras que pertenecen a un reconocido político paraguayo.
Esto se amasó
desde los medios de comunicación serviles cuya estrategia más utlizada es el discurso que busca confundir a la audiencia e igualmente se nutrió así el
laboratorio de rumor centrado en asuntos personales más que políticos. Curiosamente,
esto sucede en un año crucial para la avanzada revolucionaria de gobiernos y líderes
con pensamiento y obrar antagónico al sistema capitalista, es decir de corte progresistas.
En un análisis sociopolíticamente sensato, no podemos dejar de observarnos como parte de una
TOTALIDAD y lo que acaba de suceder en Paraguay debe ser tomado en cuenta para
el blindaje necesario ante semejante fórmula golpista. Porque fue un golpe de
estado parlamentario, mediático y quizás, porque no, sazonado con torpezas políticas del propio Lugo, sin perder de vista que el parlamento casi en su totalidad esta en manos de la oposición.
Venezuela se encuentra en proceso de relegitimación del candidato de
la patria y actual presidente Hugo Chávez. Que no se les ocurra a esta derecha nacional e internacional, semejante aberración
ni legal
– ilegitima ni gorilista – empresarial en nuestra
patria. Este pueblo no está desmovilizado, despolitizado ni desarmado a pesar
de la labor minuciosa de algunos actores dedicados a ello. Debemos estar
alertas ante estos hechos que anuncian los planes en marcha desde hace rato en
América Latina, por parte de intereses internacionales imperiales, no sólo
estados unidos estaría detrás de estas bastardas acciones. Creo firmemente que sionismo
financiero internacional, tiene sus garras clavadas en el corazón de Nuestra
América.
El pueblo paraguayo está
desmovilizado y despolitizado, precisamente por esos discursos que
acomodadamente se profieren desde las distintas instancias de reproducción ideológica
(iglesia, escuela, trabajo, medios etc.). Es fatal negar la incorporación de
los asuntos políticos en la cotidianidad de los pueblos. La despolitización se
ha traducido en la desmovilización de los pueblos y en consecuencia en la
posibilidad de encontrar un pueblo dócil ante la inaceptable transgresión de su
dignidad. Serán esclavos en un estado liberal y muy burgués que no tendrá
piedad para evitar de nuevo, el asomo de un cambio profundo en sus estructuras
a favor de la clase trabajadora, del pueblo, del socialismo.
Ahora vemos al hombre, ya
destituido, por un aberrante juicio político viciado, pidiendo públicamente
que no se reprima al pueblo. Quizás porque conoce la tradicional práctica
represiva de las fuerza armadas paraguaya. Ruega, casi que de la misma manera
que lo hizo monseñor Arnulfo Romero en la horrorosa época de asesinatos
sistemáticos en El Salvador, para que no
se arremeta contra el pueblo que quiera manifestarse públicamente.
Sin embargo, desde la conciencia
armada, desde la Revolución Bolivariana y Latinoamericanista que está avanzando,
se pide: levántate pueblo, no permitas que te dobleguen nuevamente, que te
arrebaten la posibilidad de un presente y futuro distinto, desátate paraguayo que el parlamento se merece un juicio popular.
Que nuestra Revolución alumbre la
oscuridad que abraza el presente de Paraguay.