En nuestra Patria
los procesos de deconstrucción y construcción de las redes del poder popular
han estado signados por motivos de lucha antiguos y nuevos. El modo de
producción capitalista ha generado profundas brechas económicas y sociales en
la mayoría de los Estados donde se ha posicionado, lo que se ha traducido en una
clasificación incomoda y que se ha pretendido hacer ver como “natural” en torno
a la condición de pobreza. Por tanto se hace ver desde las voces hegemónicas, desde
esa visión opresora y reproductora, que es casi imposible librarse de los
atavismos y miserias que nos impone el sistema.
Sin embargo, el
pueblo venezolano y el líder de nuestra Revolución Bolivariana Hugo Rafael
Chávez Frías a partir de 1999, rompió contra todo pronóstico, derrumbó la tesis
y sacralización de un sistema económico depredador, salvaje y falso moralista
que ha alienado a millones de seres humanos a través del arma más poderosa que
han podido desarrollar; los medios de comunicación social, y ahora en este
tercer milenio; las redes sociales digitales. En este sentido, el comandante
eterno logró traspasarle una inmensa cuota de poder al pueblo, aunque todavía
sea prematuro su desarrollo y pleno ejercicio.
Pero, es indudable
que el efecto disociatorio y castrador de la realidad por parte de los medios y
redes sociales al servicio de los mezquinos intereses oligárquicos y
capitalistas es nefasto y sólo la formación y el permanente proceso de
socialización y propaganda de los logros, obstáculos y retos que tenemos, puede
detener el embate de los salvajes ataques de estos medios.
Por ello, es un logro maravilloso que el poder popular
energizado por la fuerza de la lucha contra un ataque económico despiadado de
la derecha imperial y nacional, que ha atentado contra la vida de millones de
venezolanos, haya desarrollado o creado una Revista que le permita DIFUNDIR LO
MEJOR, LO PROPOSITIVO, LO LOGRADO Y MATERIALIZADO a través de los CLAP como
expresión poderosa, profundamente sociopolítica y arraigada a lo más profundo
del pueblo, porque los CLAP nacen de las entrañas mismas del pueblo, sin ningún
interés material por parte de sus miembros, tan solo alcanzar o rescatar nuestra
calidad de vida y nuestra libertad de pensamiento al eliminar la angustia
inoculada a través de la carencia intencionada de productos de primera
necesidad, inflación inducida, paracos, mercenarios y bachacos que han atentado
contra la Patria y la economía cotidiana fundamentalmente y centrarnos en la
superación de la coyuntura, de la dependencia del rentismo petrolero y el
avance hacia un modelo productivo amigable con el planeta y para satisfacer las
necesidades humanas.
Por ahora, más de veinte (20) mil Comités Locales de Abastecimiento y
Producción, constituidos por hombres y mujeres voluntarios y patriotas, que
garantizan el abastecimiento y en paralelo impulsan la producción en múltiples
rubros, son un avance certero en la ruta para derrotar el feroz ataque económico y alcanzar la definitiva independencia. Hemos
aprendido a apreciar nuestras tradiciones y patrones de alimentación olvidados
y suplantados por gustos ajenos. Hemos aprendido a valorar la naturaleza y lo
que ésta nos da. Hemos aprendido a alimentarnos sanamente y depender menos de los
anaqueles de supermercados y enlatados. Hemos entendido que definitivamente el maná no cae del cielo, que la arepa no
es de P.A.N., y que tampoco debemos permitir que falsos dioses nos lo
dosifiquen, sino que debemos apropiarnos de lo que por derecho nos pertenece,
la tierra y lo que ella noblemente nos da a cambio de trabajo cuidadoso. Lograr,
desde el poder popular, consciente, comprometido y organizado la independencia
alimentaria, es un logro extraordinario.
Ingrid Castillo
ibecast@gmail.com