19/9/10

Origen (es) del mal: reflexiones a partir de la lectura del libro de Job para el debate (I parte)

Por Ingrid Castillo

La razón, el logos, ha regido la vida de la especie humana desde que superó (en apariencia) su condición primitiva de ser “no-racional”. Cuando logró hacer uso de la naturaleza para satisfacción de sus necesidades más ingentes, demostró que con el uso racional de su fuerza podía sencillamente vivir. Pero, el asunto es que el ser humano es complejo y la sencillez pareciera ser un atributo poco agradable. Adoramos enredarnos la vida. Es así que se observa la emergencia de sistemas de relaciones sociales, económicos y políticos que orientarán el devenir histórico del mundo profano hecho desde lo sagrado.

Sigmud Freud (1856-1939) sostenía que la maldad en el ser humano era natural y que sólo los inhibidores y controles sociales podían contener tal maldad y permitir la constitución de lo que conocemos como sociedades. Hacia el siglo II a.C. un personaje griego llamado Tito Plauto[1] señalaba con sorna en una de sus obras, que el hombre es lobo del hombre, para ilustrar el mal que habita en los seres humanos. Luego el inglés Thomas Hobbes (1588-1679) en su obra Leviatán (1651) retomará la idea de mal social, para ilustrar que uno de los grandes problemas del Estado sería permitirse caer en la guerra de todos contra todos es decir, el caos primitivo, para ello apelara a la normatización de las relaciones. En este sentido las Leyes y su concepción de lo bueno y lo malo juagarán un papel importante. Para las mujeres en general que han cuestionado la injusticia masculina, la idea de Mal estaría radicada en la tendencia del hombre a dominar por cualquier medio. La teología cristiana centra la idea de mal en el principio hermético del dualismo: Bien y Mal, Ser y Materia, sagrado y profano, Dios y Satán. Para los herejes el Mal está efectivamente en cada ser viviente, incluyendo los seres irracionales y se detona o activa por causas diversas que grosso modo pueden ser: morales, materiales, instintivas y de fe.

Los medios a través del cual se expresa este Mal suelen ser diversos, van desde la intriga, el chisme hasta los conflictos armados, escenario propicio en el cual se despliegan las más terribles abominaciones entre especie. Recordemos escenarios bélicos como la invasión a Iraq, las luchas étnico religiosas de los países del medio oriente, la guerra en los Balcanes, la primera y segunda Guerra Mundial, la Revolución Francesa con sus miles de decapitados/as, la colonización a sangre y fuego por parte de los imperios español, portugués e inglés en especial, de lo que hoy conocemos como América. Hecho éste que fue particularmente denunciado por fray Bartolomé de las Casas en la legendaria Leyenda negra de la conquista americana[2] y que casi le costó sus Hábitos. En este caso el fraile parece haber personificado la “bondad o el bien” al exponer al mundo la verdad de lo acontecido. Mientras que el Mal se precisaba en los hechos concretos ejecutados contra los y las pobladoras originarios de la tierra nueva.

Consiguientemente, hay otros elementos o factores de importancia a considerar en este intento de comprensión de los orígenes del mal, tal es el caso de los avances tecnológicos y científicos. La Ciencia, y sus derivados, se encuentran ubicadas en la retícula del dualismo entre bien y mal. Grandes avances en la biomedicina han, incluso, cambiado las formas mediante la cual se reproduce cualquier especie. La divinidad queda cuestionada. La posibilidad incluso de vencer a la muerte mediante elementos científicos, es hoy un hecho. Traspasar las fronteras del planeta e incluso intentar poblar otros planetas del sistema solar es parte de ese reto a la omnímoda presencia del Ser o Dios, que en última instancia representa desde la concepción teológico cristiana, el Bien.

La iglesia como institución juega un papel fundamental en la historia del Mal. La emergencia del cristianismo, una de las organizaciones religiosas más poderosas del planeta, está manchada de dolor, sufrimiento, traiciones y muerte; uno de los más grandes representantes de esta teoría es Jesús de Nazaret. Curiosamente la propia Iglesia Católica protagonizó uno de los pasajes más oscuros de la historia europea y no tan europea: El Santo Oficio o la Santa Inquisición con su Malleus Maleficarum, norma que reguló los procesos inquisitoriales. La tortura y el placer con el dolor humano y la inefable e ineludible muerte por herejía serían el elemento esencial de este hecho histórico. Las Mujeres en este periodo de tiempo, en especial, serían preferentemente las perseguidas por representar el Mal o atraerle y convertirse en la dulce tentación. Lógicamente, como veremos más adelante, la ignorancia acerca de la naturaleza femenina sería el mejor aliado de los verdugos, pues hechos biológicos como la regla o menstruación, serian considerados como el resultado de un artilugio de los demonios.

Hasta ahora, las reflexiones me han llevado a una interrogante objetiva ¿Qué es el Mal? ¿Cuál es la razón de las desgracias individuales y colectivas? Indagaciones que realizaré a partir de las lecturas sugeridas para, finalmente, construir un planteamiento coherente en torno al tema.

Enfoque teológico cristiano del Mal a partir de la lectura del Libro de Job

El libro de Job representa uno de los testimonios de sacrificio y lealtad, en donde el Mal y el Bien no tienen explicación terrenal y donde lo no visible es real y no se cuestiona. En este testimonio la recompensa al sacrificio es la vida eterna, que es muerte. Vida eterna que no está en este mundo. Job representa el “buen obrar”.

En el capítulo 1, versículo 21, Sobre Job cae la desgracia y este bendice a Dios por haberle quitado todo, incluso la salud. Es la idea de resignación y sacrificio sumiso. Sin embargo, su desgracia es producto de la conversación que Dios sostiene con Satanás. En este pasaje se precisa desde la concepción teológico cristiana que el mal que afecta a Job procede del Ángel renegado, vanidoso y orgulloso que ha retado a Dios.

El maleficio de Job se da en dos escenarios concretos: Material y humano. (Cfr. Cap. 2- Ver 9 y 10) La compañera de Job representa a la figura femenina en la historia. Esta es caracterizada como un ser frio y calculador. Según esto, la mujer no dudará en negar a Dios si sus tribulaciones son grandes, es débil de fe. Job, también asume que la cimiente que dá vida: el vientre de la mujer, es impuro y por tanto fuente de Mal (Cfr. Cap. 14/ver 4). La mujer queda como accesorio del mal.

Es interesante observar cómo se admite en el discurso de Job la muerte, como alternativa a las desgracias que éste supone son obra de Dios (Cfr. Cap. 3). En el debate que se genera con los más allegados a Job, un personaje denominado Elifaz vendría a representar la Razón, la lógica de los hechos y le señala que lo que ha cosechado es el resultado de sus acciones. Es decir, el único responsable de su tragedia es el propio Job.

Los capítulos 6, 7, 8, 9 y 10 son expresiones de dolor y quejas por parte de Job, quien se aclama justo y no alcanza entender por qué tanta maldad en su contra. Es interesante observar cómo, incluso, llega a confesar un pecado que sabe inexistente con el solo fin de “aplacar la ira de Dios” (Cfr. Cap. 7 versículo 20).

Más aún, en el Capítulo 8, versículo 20 del mencionado Libro, dice que La justicia de Dios no abandona al hombre de bien. Entonces ¿Por qué Job ha sido víctima del reto que se dio entre Dios y Satán? ¿No reside el Mal en haber expuesto a Job a calamidades por el petitorio caprichoso del Ángel caído? Si esto es así, ergo, podemos afirmar que la tesis de los primeros herejes es verdadera, al señalar que el mundo, tal como lo conocemos, es obra del Mal[3]. Ya, en si misma, esta afirmación es una herejía.

La concepción de la vida, es decir de la vida de Job, es recriminada y éste reclama ser desterrado a la tierra tenebrosa y de forma precisa describe el infierno como caos u horror sempiterno (Cfr. Cap. 10/ver 22). Job reconoce que es imposible conocer a Dios. Es tan inalcanzable ¿cómo el Mal? (Cfr. Cap. 12/ver 8), esto será repetido a lo largo de todo el libro.

Igualmente es interesante el señalamiento que hace Job con respecto a las personas que obran Mal, y se pregunta y pregunta ¿Por qué les va “bien”? La idea de bienestar en este caso está especialmente asociada a la condición material. (Cfr. Cap. 12/ver 6 y 16).

Pone Job a Dios como testigo de su inocencia y da fe de su existencia con tal expresión. Entonces, ¿Qué es la “fe”? La fe es el fundamento de todas las religiones (Cap. 16/ver 20). De nuevo en este capítulo Job señala que es causa suya lo que le sucede y se dice a sí mismo que “Dios no castiga inocentes”. Igualmente, reclama Job la contradicción en el trato divino hacia los impíos y los justos: el destino de ambos es el mismo: polvo (Cfr. Cap. 21/ ver 7/17/26 y 34)

En el capítulo 23, Job resalta la invisibilidad de Dios y su reino y es mediante la fe a esa existencia que se sostiene fiel. La mujer de nuevo emerge como accesorio del mal en el capítulo 24 y 25, y le endilga la característica de “sucia”. Dentro de su retórica, Job afirma que la Sabiduría reside en la fe, por tanto estamos ante uno de los planteamientos más importantes que asumirá el movimiento escolástico: el que no tiene fe, no puede llegar al conocimiento. El conocimiento será negado a los impíos. (Cfr. Cap. 28/ver 12)

Los allegados o amigos de Job, le han juzgado y es Eliú quien asume una postura aparentemente intermedia o diferente. Mientras sus amigos lamentaban los males de Job, el propio Job negaba razones para tales males, Eliú asume la actitud arrogante de sabio y en la retorica desarrollada se propone como intermediario. En el capítulo 32, versículo 7 en adelante, expresa su asombro ante la inmadurez de aquellos hombres y concluye que es la justicia de Dios la que ha desechado a Job. De acuerdo a este personaje, el mal es corregido por Dios mediante la comunicación que sostiene con el hombre a través de los sueños y tragedias y en este sentido Job ha manifestado mediante su desgracia la voluntad divina.

Pero al final del cuento ¿Cuál es el origen del mal desde la concepción teológica cristiana? Parece que Dios mismo responde en el Capítulo 38 del libro de Job, especialmente en el versículo 19. Pero es el Capitulo 39 donde me parece encontrar la respuesta contundente a la interrogante: El Mal es la distancia entre Dios y su creación.



Notas/citas

[1] Plauto Tito (254 aC – 184 aC) Asinaria. Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit. El hombre es lobo del hombre y no es hombre cuando desconoce quién es el otro. El mal en esencia.

[2] De Las Casas, Bartolomé. 1552. Brevísima relación de la destrucción de las indias. Relata el fraile que la devastación humana fue de tal magnitud que en el caso de las islas del Caribe (Cuba, Jamaica entre otras): todas las mataron trayéndolas y por traerlas a la isla Española, después que veían que se les acaban los naturales de ella (pág. 43)

[3] La herejía es Mal puro a decir de la Iglesia Católica, es así que para los cátaros o abiguenses, el mundo no era obra de un Dios bueno, sino la creación de una fuerza de las tinieblas, inherente a todas las cosas. La materia era corrupta, por tanto no tenía nada que ver con la salvación. Había que hacer poco caso —o ninguno— a los complejos sistemas ideados para intimidar a la gente y obligarla a obedecer al hombre que tenía la espada más afilada, la bolsa más llena de dinero o el mayor palo de incienso. La autoridad mundana era un fraude, y si estaba basada en cierto decreto divino, como sostenía la Iglesia, era también una rotunda hipocresía (Stephen O'Shea. Los Cátaros. 2002:17)

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