13/10/10

Intento de deconstrucción de la retórica del Desarrollo: Encapsulando un antígeno externo (para el debate)

Por Ingrid Castillo

Monsieur Dupont te llama inculto,
porque ignoras cuál era el nieto
preferido de Víctor Hugo.

Herr Müller se ha puesto a gritar,
porque no sabes el día
(exacto) en que murió Bismark.

Tu amigo Mr. Smith,
inglés o yanqui, yo no lo sé,
se subleva cuando escribes shell.
(Parece que ahorras una ele,
y que además pronuncias chel.)

Bueno ¿y qué?
Cuando te toque a ti,
mándales decir cacarajícara,
y que donde está el Aconcagua,
y que quién era Sucre,
y que en qué lugar de este planeta
murió Martí.

Un favor:
Que te hablen siempre en español[1]

El poeta cubano Nicolás Guillen (1902-1989), denuncia en esta oda, de forma magistral y sin mucho formalismo, el proceso de dominación cultural imperial. Esa imposición de otras verdades que son ajenas a la realidad de los pueblos de nuestro continente. Ciertamente somos resultado de un proceso de choque violento que se dio durante el siglo XV, es cierto que debimos conocer a Voltaire, Kant, Locke, a los iluminados pues, los ilustrados, los pensadores de euroccidente. Eso es cierto, nada más absurdo que negar que nos subyugaran a sangre y fuego. Pero, se apela al derecho legitimo de liberarnos y de dejar de ser hijos e hijas bastardos de la colonialidad y así superar la simpleza libertaria de ser, en apariencia, “libres o emancipados económicos”. La verdadera liberación se hará efectiva cuando dejemos de tener miedo a rebelarnos contra lo que ha sido el intocable pensamiento único civilizatorio y sus más conspicuos representantes. Soltar las barandas de lo que es seguro y ya está hecho, no es fácil. Sobre todo cuando se está contaminado por la ideología de quienes han dominado. Entonces ¿Quién dijo que sería fácil? Es allí, quizás, donde radica lo mejor del reto que se nos presenta en este período histórico de transiciones, transformaciones y dolores.

Por ello, que mejor ejemplo que el propio cuerpo humano para ilustrar este asunto de la inserción por cualquier medio, de discursos, teorías o conceptos ajenos a la realidad de los pueblos. Cuando al cuerpo humano, penetran agentes exógenos[2], ajenos lógicamente a la naturaleza del organismo, este reacciona encapsulando tal elemento y fagocitándole[3] hasta expulsarle o devorárselo. En ocasiones, el antígeno es tan poderoso que el cuerpo no logra defenderse y termina cediendo a la infección. Esperemos que no sea nuestro caso, pues básicamente con la idea de Desarrollo[4] en los pueblos del continente centro y suramericano, sucede algo similar.

Cuando logramos liberarnos del troquel histórico, impuesto mediante la retórica y su sistema de signos, significantes y símbolos desarrollista, se empiezan a descubrir hechos que seguidamente se constituyen en herramientas liberadoras de lo que ha sido la sujeción cognitiva, cultural y político económico a los cuales han sido sometidos los pueblos de nuestro continente. Autores como Immanuel Wallerstein[5], señalan que el orden mundial imperial moderno encuentra su hito en la consolidación del circuito o sistema comercial europeo y los hechos históricos vividos en el proceso de expansión de los imperios coloniales del siglo XV-XVI. Esto ha sido repetido por otras voces de manera contra hegemónica, impulsándose así la construcción de un contra discurso de la dominación y el vasallaje colonial. La aceleración del intercambio comercial, la emergencia de nuevas mercancías y la multiplicación del mercado de esclavos y esclavas, así como la adhesión de nuevos territorios a estos imperios fortaleció el principio dual de mundo: el civilizado y el primitivo, el arriba y abajo, el negro y el blanco, el desarrollado y el subdesarrollado.

¿Estamos entrampados en el laberinto?

Es imposible deshacerse del yugo sin conocer la forma a través de la cual éste nos oprime, es decir ¿Cómo funciona la retórica del dominio, sus signos, significados y los símbolos que componen tal discurso? Absurdamente hay quienes hablan de decoloniaje y siguen invocando muertos europeos para poder explicarlos y explicarse. Es una trampa con sabor añejo, pues lo que debe reconocerse es que estamos contaminados por la forma de pensar euro occidental. Luego, reflexionar ¿Cómo salirnos de esta prisión? Quizás conociendo a fondo al carcelero y reflexionando en torno a las retóricas históricas de dominación, sus representantes y el impacto en nuestra cotidianidad. Preguntándonos de forma regular ¿Por qué esto ha de ser de esta única manera?

En autores como Augusto Comte (1798-1857), uno de los fundadores de la filosofía positiva, grosso modo y asumiendo responsablemente que no es un planteamiento profundo, la idea de una nueva sociedad y un nuevo orden después del Medioevo europeo, estaría concentrado en el amor como principio, orden como base y progreso como fin[6]. Ese último signo lingüístico: progreso, dará paso a la idea moderna de desarrollo. Para Comte, la idea de progreso estaría cargada significativamente por el orden y la jerarquía rompiendo relación con la metafísica y el dominio de la iglesia.

Durante la transición sociopolítica del pueblo francés hacia el siglo XVII-XVIII, se planteó la idea de modernidad como el proyecto idóneo que daría entrada a un nuevo orden, donde el logos sería la referencia. Filósofos de la talla de Kant o Rousseau, nutrieron con sus planteamientos el cuerpo teórico filosófico de esta etapa histórica que permeó los procesos convulsivos que se vivían en paralelo en el nuevo continente. Más aun, la emergencia de un sistema de comunicación y transporte potenciado por las invenciones que se desarrollaron a finales del siglo XVIII, permitieron la expansión en simultáneo del incipiente liberalismo económico, cuya idea de progreso sería concebida como la posibilidad de alcanzar, a través del mercado, la independencia de los poderes públicos recién creados y la maximización de la riqueza de los privilegiados sociales. Fue una especie de adecuación del mercantilismo atrasado al nuevo escenario. Seguían existiendo esclavos y esclavas, en su versión “mejorada”.

Es así, que el Desarrollo como concepto moderno, desde su contenido histórico y semiótico[7], guarda relación con formas de dominación y clasificación excluyentes, de un sistema económico que siempre ha sido depredador. La imposición de fórmulas preconcebidas desde pensamientos paralíticos, culturalmente hablando, deja un sabor amargo en quienes somos o hemos sido depositarios de esa idea de crecimiento sólo de tipo económico y de economía bancaria, para aprovecharme del término acuñado por Freire[8].

Para Andrew Viola[9], la idea de Desarrollo está efectivamente fortalecida por la carga semántica negativa y por la imagen europea y occidental de Desarrollo (crecimiento económico, tecnológico e industrial), lo que ha contribuido a la invisibilización de realidades y modos de vida diferentes. Lo que no significa que el propio modelo de Desarrollo, busque mecanismo de contención y control de los hechos sociales, políticos y culturales que se constituyen en amenaza para su crecimiento. Inclusive, Viola reconoce y afirma que el discurso del desarrollo, desde sus orígenes ha usado el modelo occidental de sociedad como parámetro para medir el relativo atraso o progreso de los demás pueblos del planeta[10]. El detalle es que son parámetros de medición hechos a la medida de otros y nada más terrible que andar con zapato prestado y apretado.

¿Dime cuándo tú vendrás? Tell me ¿Cuándo, cuándo, cuándo?

Las guerras en general, han marcado la pauta en los procesos de crecimiento de los aparatos industriales y circuitos comerciales, así como, en la expansión de los imperios. La guerra es una de las mejores y más lucrativas industrias, a decir de los necrófilos que viven de ella y de los expertos en el tema. Andrew Viola afirma categóricamente, que el discurso del desarrollo emerge en la década de los años 50, específicamente, con el discurso de Harry Truman, mejor conocido como la Doctrina Truman. Pero de manera precisa y sin rodeos ¿Qué señala la doctrina? Simplemente marca el compás de un proceso de universalización del modelo Desarrollista y del modo de vida norteamericano. Precisa el documento, que el desarrollo orientado por las frías luces técnico científicas de los países industrializados, especialmente con Estados Unidos a la cabeza (o el país sin nombre recordando a Saramago), garantizarían mayor producción.

Es así que teóricos como Walt Rostow (1916-2003), afirmarán más delante de manera etnocéntrica y arrogante que el estadio de subdesarrollados, es una condición originaria e intrínseca de cada región de la periferia. Es la naturalización de la pobreza para algunos, desde la concepción cultural y geopolítica (pobres son: África, Asia, América del Sur).

El desarrollo como panacea del modelo hegemónico jamás llegó ni llegará a la periferia. Ha sido criticado, como señalara el propio Arturo Escobar, pero jamás se ha planteado la herejía de atentar contra la sacralidad del concepto de Desarrollo propiamente. Lo que se ha hecho son arreglos ajustados a fines muy específicos en regiones o pueblos que han tocado el fondo del abismo de la miseria. Ejemplo de ello, la proliferación de financiamiento de proyectos locales en África por parte de los entes financieros multilaterales (BID; BM; USAID; Unicef etc.) No interesa el fondo de la cuestión, sino paliar los efectos devastadores de un modelo económico salvaje.


Desde lo planteado anteriormente con relación al encapsulamiento y la fagocitosis, parece que el modelo desarrollista con su construcción retorica y su aplicación práctica se han constituido en un antígeno exógeno resistente y de larga data en el cuerpo cultural, político y económico de nuestro continente. Sin embargo, se ha desatado en estos momentos históricos una insurgente respuesta defensiva por parte de quienes creemos que, incluso, debe profundizarse la ruptura con este discurso Desarrollista y sus representantes. Y es que, el proceso de putrefacción ya se ha iniciado, el cuerpo social y bio ambiental no resiste más, y lentamente, se busca la expulsión del modelo. Es así, que la única forma de superar el Desarrollo es planteándonos lo alternativo, politizando la discusión, visibilizando a quienes no teníamos voz, mirando nuestras realidades y nuestras potencialidades, para superar esta concepción desarrollista que, como un poderoso patógeno, mina el cuerpo social de nuestro continente, por lo cual debemos mirar desde otras opciones.



[1] Poeta Nicolás Guillén (1902-1989). Obra La rueda dentada (1972). Poema: Problemas del subdesarrollo.

[2] Antígeno, es un término propio de la Biología, cuyo origen etimológico (griego) refiere “algo que produce propiedades contrarias”, generando una respuesta inmune.

[3] Fagocitosis, término propio de la biología, alude a procesos de degradación y exterminio de células ajenas al cuerpo. Este término proviene del griego phagos (come) y kytos (célula).

[4] Desarrollo, etimológicamente hablando, proviene del término latino ROTA, que significa RUEDA.

[5] Wallerstein, Inmanuel (2005) Análisis de Sistema Mundo. Una Introducción. Trad. Carlos D. Schroeder. México: Editorial Siglo XXI.

[6] Ferrater Mora. Diccionario de filosofía. 2004. Pág. 610.

[7] Según Ferrater Mora (2004), la semiótica es un metalenguaje que cuenta con tres ramas fundamentales: sintáctica, semántica y pragmática. La importancia de esta teoría radica en el análisis que se realiza de las palabras y su contenido simbólico (Ibíd.: 3221-3222). Las construcciones discursivas guardan una intención, no son inocentes o simples términos vacios.

[8] Paulo Freire, en su obra Pedagogía del oprimido, nos habla de la educación tradicional, moderna como un mecanismo ideológico de sostenimiento de modelos hegemónicos. Plantea que la relación educando-educador desde este enfoque es vertical y tipo bancaria. Siendo que los educandos son los depositarios de los educadores.

[9] Viola, Andrew (Comp.) Antropología del desarrollo. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidós.

[10] Ibíd.: pag.12. Incluso en este escrito, se describen como propios del modelo desarrollista las siguientes características, cuya herencia se remonta al movimiento iluminista de Orden y Progreso: Fe en el progreso, tecnología, mayor calidad de vida (hay que debatir sobre esto), combinación del positivismo, Monismo metodológico (cientificismo).

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