3/7/07

Anatema al discurso de la pureza revolucionaria

La ropa sucia se lava en casa o el Revolucionometro
www.aporrea.org26/12/05 - http://www.aporrea.org//a18650.html
Reflexionando acerca de la forma como nos relacionamos en esta revolución, me consigo con escenas repetidas de “cállate la boca, que puedes perjudicar al Presidente”. Bien, creo que esta frase lapidaria y chantajista es harto conocida por muchos y muchas. Cuando un “ciudadano” de la República se atreve a expresar sus pareceres o postura crítica con relación a cualquier hecho que represente una irregularidad en cualquier institución, misión o administración pública en general, siempre te salta algún lumpen energúmen@ dueñ@ de uno de los tantos revolucionometros a gritarte: ¡Bueno chica! Es que tu como que eres medio escuálida!! No ves que hablando esa paja perjudicas al Presidente y al “proceso”!. Pero curiosamente, cuando les preguntas ¿qué entienden por proceso?, estos personajes ven al techo, se rascan la barriga o simplemente se empinan el vasito de wisky y te cambian el tema. ¿Cuántos no se han lavado el rostro con el Presidente y la Revolución?, ¿Cuántos no han detenido reclamos justos de derecho a nombre del Presidente y de la Revolución?, más aún ¿Cuántos no hemos sido victima del vil chantaje ante la revisión critica de algún hecho doloso en la administración pública?. La nueva escala de valores revolucionaria, amerita la sinceración y revisión de las actitudes que se requieren para la construcción de una sociedad justa, respetuosa del otro(a) y del modelo alternativo Bolivariano. La traición, la complicidad, la actitud complaciente del “a todo si a nada no”, por el simple hecho de poder seguir haciendo lo que es más conveniente para la individualidad y sus intereses. Mi patria chica, mi casa, Venezuela, es el escenario propicio para el debate y la revisión del proceso que hemos estado viviendo hasta ahora. No tendría sentido ocultar fallas y sería un error fatal para el futuro. Siempre he creído que el verdadero sentido de la amistad radica en la posibilidad de señalar el momento justo cuando se ha equivocado el camino, así como la certeza de andar por la senda justa. Resulta que hoy te amedrentan con frases repetidas y poco originales como: “caramba compatriota dudo de su compromiso revolucionario”. ¡¿Quién carajo tiene la vara para medir?!. La estratagema de silenciar por conveniencia, es contrarrevolucionaria.Resulta que en repetidas ocasiones son aquellos pseudorevolucionarios, quienes practican sus miserias sin ningún escrúpulo, los que logran colarse en las estructuras de poder y con un doble discurso pasan a negociar licitaciones para privilegiar contratistas, aplicar “operación colchón”, usufructuar de los bienes del estado para beneficio propio, transar puestos de trabajo, negociar cabezas, consolidar el nepotismo, en fin ejercer uno de los vicios más dañinos de todo sistema democrático: la corrupción (mental y material). La corrupción es el cáncer de la democracia. La corrupción, descompone el quehacer político e introduce como sus cómplices en la práctica humana la lisonja, el despotismo, la mentira, la manipulación, el rastrerismo, el “casi te pongo las pantuflas”. Todas éstas actitudes genuflexas, parecen constituirse en la madre de las antivirtudes en esa escala de valores que poco a poco se ha ido imponiendo en nombre de la Revolución. Si te atreves a alzar la voz para protestar por alguna acción violatoria de algún derecho, entonces acuden enseguida estos personajes a amenazarte de manera velada y descarada. Luego te expresan con mirada lánguida y la mano en el corazón, que “por el Presidente y la Revolución debes callar”. Debemos evitar que la cotidianidad del pueblo noble se contamine con estas prácticas y con la indiferencia. Enseñar al pueblo a exigir derechos y a cumplir deberes, es revolucionario. Errar es de humanos, rectificar es de sabios. Seamos sabios.

Ingrid Castillo

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