A propósito de los imbecillitas mentis que se han dedicado a dar excusas a lo inexcusable: la cultura de la imprevisión
Últimamente, en especial desde el 4 de Enero de 2005, muchos y muchas se han dado a la tarea de hacerse “viaductologos(as)”. Estos personajes por diversos motivos se han dedicado a dar explicaciones y predicciones de todo tipo al problema de la ruptura del viaducto uno de la Autopista Caracas – La Guaira. Lo cierto es que quienes habitamos desde toda la vida en esta región, hemos vivido y palpado con preocupación la desisida y la indiferencia del estado ante el deterioro progresivo de la estructura vial y urbanística, así como del tejido social. Vargas, es un estado que pareciera estarse hundiendo en la desolación, sus vías principales se encuentran deterioradas y las edificaciones de vieja data en las misma. Y es que no se trata de hallar culpables, ya que creo firmemente que la historia hace el trabajo sucio de sentar en el banquillo de los acusados a quienes irresponsablemente no cumplan con su deber histórico. Se trata es de asumir cabalmente que en nuestra sociedad, nuestro país y nuestros lideres (TODOS SIN EXCEPCION) se carece de una cultura de la previsión. Lo que priva es el inmediatismo. Curiosamente, el presidente fallecido Marcos Pérez Jiménez, logró en seis años, con todo y las acusaciones por actos de corrupción y las asechanzas de la seguridad nacional (SN), modernizar vial y estructuralmente al país. No hay excusas para que en seis años de gobierno revolucionario, no se hayan implementado políticas viales y de infraestructura con el objetivo de rescatar, mantener y prevenir los desgaste a los cuales fueron sometidas todas estas importantes obras en el siglo pasado. Desgaste, cuya responsabilidad máxima reposa en los “democráticos” gobiernos de la llamada cuarta república. Las obras del sextenio 52 - 58 y de otros lapsos de tiempo han vencido en su mayoría su periodo de vida y en otros casos han expirado. Por este motivo cito para los políticos de este milenio la frase bíblica “no veas la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el suyo propio (Mateo 7:3). En tal sentido la historia nos indica que los logros del ideal Nacional, expresados en las Obras de Pérez Jiménez (1952-1958) hay que ponerles cuidado. Estas obras son entre otras: la Autopista Caracas-La Guaira (1953-55) (RIP el 4/1/2006 ),la Siderúrgica del Orinoco (1953),la Avenida Urdaneta (1954), La carretera Panamericana (1954) el Centro Simón Bolívarla hermosa Ciudad Universitaria (UCV) (1951), las torres del Silencio, el teleférico del Ávila, construido por una empresa de origen Alemán (1955), el teleférico de Mérida (1952-1957 y finalmente su total operatividad en 1960), la autopista Tejerías - Valencia y la urbanización 2 de diciembre (hoy llamada 23 de enero) (1955-1957). Ya en 1955 se preveía que la autopista Caracas – La Guaira podía, por causas diversas colapsar e irrumpir una importante arteria de comunicación con la Capital, hecho por el cual el gobierno perezjimenista se propuso dentro de la construcción del Teleférico del Ávila, proyectar un tramo hasta lo que hoy conocemos como el Barrio el Teleférico, en la parroquia Macuto. Es decir, contaba con un plan B. Lamento tremendamente que ante el PROBLEMA DE ESTADO que constituye el cierre de la Autopista Caracas – La Guaira, se escuchen expresiones de algunos políticos imbecillitas mentis que aluden al argumento ecológico del “recalentamiento global” para excusar lo inexcusable. Definitivamente no respetan al pueblo. Y es que la excusa es tan jocosa, que ni ellos mismos resisten la sorna que produce argumentar con tal factor. Por ello les hago la siguiente sugerencia a estos señores: echémosle la culpa a la mamá de Pérez Jiménez y de cada uno de los ingenieros que proyectaron y ejecutaron la obra (con el debido respeto por estás señoras) y listo. Entonces ahora serán razones de género las culpables y, seremos las mujeres al final del cuento, las culpables de la vaina. El consuelo que me queda es que el Vicepresidente recapacitó y manifestó públicamente que el gobierno no tenía excusas para lo sucedido y asumió el error. Errar es de humanos, pero rectificar (claro, si es a tiempo mejor) es de sabios. No puedo dejar de apuntar la moraleja del asunto: la necesidad de que asumamos el rol de ciudadanas (os). Hay que organizarse para exigir el cumplimiento de las obligaciones del estado. No solo cacarear y señalar, sino organizarse, controlar, vigilar, denunciar ante organismos competentes y con argumentos serios. Lo demás es arar en el mar, es decir, perder el tiempo. Entretanto, los y las vecinas que cohabitamos en el estado Vargas, hemos sumado a nuestra libreta de desgracias: el estado de aislamiento, repunte de la pobreza, escasez de alimentos, exposición a la delincuencia, ansiedad, depresiones y problemas psicológicos, hechos que por cierto son muy parecido a los que vivimos en Diciembre de 1999. He meditado en torno al lado positivo del asunto, y ello me remite al aspecto cultural, a las formas de obtener el alimento (claro en caso de que falte) y, les garantizo que las cañas de pescar serán desempolvadas y reparadas para el repetido uso que se les darán, mis ancestros estarán felices de tal hazaña. Además también he sentido el impacto en la vestimenta. El cierre de la autopista ha creado la necesidad de cambiar hasta la indumentaria para poder subir a Caracas y garantizar la venida. Esta aventura significa ahora, algo así como prepararse para ir a un frente de guerra. Usar preferencialmente Jeans, bragas, franelas (preferible colores fluorescentes), botas o zapatos de goma, la cédula, el dinero (unos 100 mil porsia), un cronómetro para que no nos agarre la hora “0”, una gorra, un bolso de lo mas discreto y adentro el celular y una pequeña linterna, la cantimplora con agua porsia tenemos que bajar a pie, un pito y un cortaúñas para defendernos de los hampones.
Ingrid Castillo
PD.- imbecillitas mentis significa INHABILITADO(A) MENTAL
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