3/7/07

De la felonía y otros menesteres en estos tiempos de Revolución

Debemos revisar nuestra escala de valores
Ibecast/2006

Según su etimología, el término traición guarda sus orígenes en el idioma latino. A lo largo de la historia es un término repetidamente usado y en ocasiones mejorado en cuanto a su morfología y, por ende, su significado. Es un término que presenta múltiples acepciones, no por su significado sino por su vinculación con acciones que contradicen como práctica ya común el discurso. La inescrupulosidad está enmarcada como elemento clave de este término que toca a cada uno de los que leen este artículo y en diversos escenarios, desde el cotidiano-privado hasta el público.

La traición cuenta con múltiples sinónimos, tales como deslealtad, infidelidad, quebramiento de palabra dada, violación de la buena fe, como delito militar, configura el de mayor gravedad y el de máximo deshonor; ya que consiste en servir al enemigo; y, por extensión en atentar contra los intereses supremos de la patria**. Este último, ejemplificado en cada uno de los militares (sin desmeritar o perder de vista la participación de nuestros cívicos civiles) que participaron en los múltiples actos de sabotaje a la empresa petrolera estadal, durante Diciembre de 2002 y, Enero de 2003. Ellos, traicionaron los más sagrados intereses de la patria y expusieron al pueblo a vicisitudes no imaginadas ¿Cuál debería ser el resultado?, ¿La traición amerita sanción? Y, ¿qué ha sucedido cuando ésta, no ha sido sancionada? Pareciera que la impunidad es la que termina imponiéndose.

Sucede que el poder, es un fuerte diluyente de las virtudes humanas. Contradictoriamente, cuando éste es ejecutado con probidad por cualquier actor, desata en los organismos enquistados en las estructuras del poder, contaminadas por los antivalores, sus miserias. He allí la respuesta a tanta ineficiencia por parte de las estructuras del estado. Chávez va para el Sur y ellos perezosamente, van hacia el Norte. La oposición es endógena. Esto, también es traición.

Y que decir del escape tipo Houdini que acaba de ejecutar Carlos Ortega. Traición. Lastimosamente pagarán, quizás, los más pendejos, el carcelero, el obrero, el vigilante, etc. Descuidando supinamente a los y las actoras del poder judicial involucrado, que está putrefacto. Este poder, ha venido padeciendo un burocratismo prostituido y mercantilizado metastático, que no ha podido ser erradicado a profundidad, aún con todo el esfuerzo titánico del Presidente de la República, pues los que están llamados a realizar dicha tarea han hecho gala de lo que yo llamaría, felonías ingenuas.

La ineficiencia es un acto de traición, la doble cara es un acto, obvio, de traición, tratar de ganarse la confianza de alguien para obtener la información requerida o algún beneficio y luego, venderla al mejor postor es un acto de vil traición, la elaboración malsana de matrices de opinión en contra de algún adversario/a es un acto de traición. Dividir a través del rumor, la intriga y la sedición a grupos, es traición. Por lo general, estos personajes lúgubres de la vida cotidiana y pública, tienen sus propios intereses, claro muy miserables.

Presidente, haga uso del poder que le dio el soberano como fuente de poder originario, declare definitivamente la guerra a muerte contra la corrupción, la traición y la mediocridad.

**Diccionario de la Real Academia española

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